¿Vale la pena comprar leche de marca?

por | 15 febrero, 2017

Muchos supermercados están haciendo de la leche su principal oferta para atraer clientes. Sus marcas blancas se venden a precios tan baratos que hacen desconfiar al consumidor sobre la calidad del producto. Y no es la única desconfianza que crean a juzgar por las investigaciones que se producen sobre este tipo de prácticas que en muchos casos son ilegales ya que se está vendiendo un artículo por debajo de su precio.

La leche es un producto básico en la cesta de la compra y por eso los supermercados saben que con una buena oferta de leche pueden hacer que muchos consumidores acudan allí y de paso hagan el resto de la compra. ¿Son estas leches de marca blanca de igual calidad que las de marcas conocidas?

El problema de las marcas blancas es que varían quienes las hacen. Unas temporadas pueden hacerlas desde determinadas envasadoras y otras temporadas ser otras. No necesitan mantener un prestigio porque no es su propia marca, es un trabajo temporal. Por eso, se limitan a cumplir con los estándares mínimos que marca el supermercado.

No es un producto que pueda dar problemas al consumirlo, pero no va a tener los mismos niveles de exigencia que los de una marca propia que haya que defender y en la que realmente, se esté poniendo toda la carne en el asador.

Al comprar lechera Asturiana, por ejemplo, se está comprando leche de una marca que lleva varias décadas en el mercado cumpliendo unos determinados estándares de calidad que debe defender y mantener si no superar.

Pero hay otro problema añadido. Cuando se vende un producto tan sumamente barato, normalmente esto repercute también en lo que se paga al ganadero por su leche. Todos queremos tomar una leche de calidad, procedente de vacas que pasten en campos abiertos y que sean tratadas con dignidad.

Pero este proceso tiene un coste mínimo. El ganadero necesita cubrir sus gastos y obtener un beneficio. Y la única manera en la que el consumidor puede ahorrar al comprar la leche, es eliminando el mayor número posible de intermediarios.

Central Lechera, por ejemplo, trabaja en algunos aspectos de un modo corporativista cuidando mucho los derechos de sus trabajadores, tanto los ganaderos como los de las centrales de envasado.

Al comprar esta marca, se sabe que se compra calidad no solo en el producto, sino calidad en el trato al animal y calidad en el trato a los trabajadores. Algo que se debe tener en cuenta.