Los supermercados han vuelto a ser lo que eran antes de que empezase el confinamiento, me di cuenta de ellos el otro día cuando fui a un supermercado a comprar leche desnatada sin lactosa y un par de cosas más. Lo primero que me llamó la atención fue que ya no había que hacer cola en la puerta para esperar tu turno para entrar. Tener que esperar en la puerta me parecía un poco denigrante sobre todo cuando empezaba a llover y no te habías acordado de llevar un paraguas.
La gente ya no se apelotona en los supermercados para comprar todo lo que puedan, por lo que puedo ver la gente ya se ha acostumbrado a tener que ir al supermercado a unas horas y ya no se llena como antes a unas horas determinadas, por lo menos en el supermercado al que voy yo. Una vez dentro del supermercado lo más complicado es conseguir que el resto de los clientes no se te acerquen demasiado, porque parece que si llevan la mascarilla parece que te pueden pasar al lado sin ningún problema. Aunque la gente lleve mascarilla, considero que deberían de guardar igualmente la distancia de seguridad, porque se ha demostrado que la distancia de seguridad si que es un arma efectiva contra este virus que tanto daño nos ha hecho durante estos meses de confinamiento y desescalada.
Lo que sí que me llama mucho la atención es que la gente es muy respetuosa a la hora de hacer cola con la distancia de seguridad en las cajas a la hora de pagar, no pensaba cuando empezó todo esto del virus que la gente fuese suficientemente estricta para acostumbrarse a las colas pero por fortuna me equivoqué y sí que se han acostumbrado a las colas respetuosas con una rapidez brutal.
Ahora ya solo falta que empiecen a quitar las mamparas de delante de las cajeras para que los supermercados parezcan los de antes de que empezase la pandemia del coronavirus, aunque para eso creo que todavía vamos a tener que esperar un tiempo que aún está sin determinar.