Ser detallista tiene premio 

por | 18 noviembre, 2021

¿Qué es lo primero en lo que se fija un cliente cuando entra en una local de hostelería, en un bar o en un restaurante? Podríamos decir que cada cliente es diferente, unos miran el precio, otros la carta, otros el ambiente y otros el mobiliario. Nuestro objetivo con nuestros negocios hosteleros siempre ha sido mimar al máximo cada detalle para que cuando ese cliente se fije en lo que le interesa, confíe en nosotros: “parece un buen sitio”.

Por supuesto, a fin de cuentas, si lo que tenemos es un restaurante, la comida va a ser siempre el aspecto principal a mimar, pero otros elementos complementarios son de la máxima importancia, como el diseño del local, la decoración y el mobiliario. En nuestro caso, siempre confiamos en empresas punteras y con experiencia en nuestro sector como es el caso de la última mesa ezpeleta que hemos integrado en uno de nuestros locales.

Pero, ¿puede ser tan importante una mesa en un local de restauración? Volvemos al principio. Seguro que hay clientes que no se fijan ni en el color de la mesa, pero si la mesa no es confortable y no le permite sentirse cómodo mientras come a buen seguro que la experiencia no será positiva. Y luego están esos otros clientes que empiezan comiendo con los ojos, que se dejan seducir por un ambiente propicio para la comida que van a degustar. A ellos, una mesa de calidad y sofisticada les abre el apetito.

Por eso para nosotros una mesa ezpeleta es tan importante, nos da la seguridad de que estamos apostando por el detalle, por productos de calidad, fiables, confortables, pero con personalidad. Lo mismo que nosotros vendemos en las cartas de nuestros restaurantes y coctelerías. 

Porque el detalle tiene premio, lo hemos podido comprobar durante estos últimos tiempos, cuando nuestro negocio se ha visto seriamente amenazado. Nuestros clientes, aquellos que han disfrutado de tantas veladas en nuestros locales, estaban deseando volver porque nosotros siempre hemos tratado de cuidar al detalle sus experiencias gastronómicas estableciendo una relación de intimidad, mucho más que el simple acto de comer y beber fuera de casa.