No me suele gustar buscar una segunda opinión médica porque creo que en la mayoría de los casos suele ser perder tiempo y dinero. Salvo algunas cuestiones delicadas como puedan ser enfermedades muy graves que sí que es casi obligado buscar una segunda opinión para valorar mejor el camino a seguir, en el resto de casos suele servir para complicar un poco las cosas. Recuerdo buscar una segunda opinión para un problema de rodilla que tuve una vez, hacer caso a la ‘segunda opinión’ y arrepentirme después…
De todas formas, con el problema que tengo actualmente sí que me veo obligado a buscar algo diferente. Llevo con problemas en la piel desde hace tres años. Al principio, empezó como un ligero problema de acné que no me preocupó en exceso, pero luego se ha ido extendiendo por otras zonas además de aumentar su gravedad. Primero fue mi médico de cabecera el que me recomendó algunas soluciones que no dieron sus frutos. Luego acudí a un especialista con el que hemos probado otras cosas. Y si bien en algún caso parecía remitir el problema, al final ha vuelto.
Por eso he buscado un nuevo dermatologo acné. En esta ocasión quiero que sea un especialista en este problema y con buena reputación. Miré por internet y finalmente una amiga que había tenido un problema parecido al mío hace años me recomendó un especialista. He ido a verle una vez y la impresión ha sido muy buena. Debo decir que he sido muy clara desde el principio. No me gusta jugar con estas cosas: que busco una segunda opinión porque los tratamientos que he seguido hasta ahora no han dado los frutos deseados y le he especificado qué tratamientos he hecho.
Los ha analizado y el dermatólogo acné me ha comentado que están bien indicados teniendo en cuenta el problema que tengo, pero que vamos a probar otras opciones que también pueden funcionar. Pero, antes de nada, me van a hacer varias pruebas complementarias que podrían también arrojar algo de luz sobre el problema, pruebas que no hice con el otro especialista.