Galifornia es el nombre por el que se conoce a Galicia, sobre todo la zona sur, en ciertas redes sociales. Es un mote que se le ha puesto especialmente a las Rías Baixas, por su buen clima y su sol, que hacen que recuerde a la mítica California que hemos visto en películas y a la que han cantado grupos como los Bee Gees. Y lo cierto es que esta zona de Galicia poco tiene que envidar a este lugar de EEUU en lo que se refiere a la calidad de sus playas y la belleza de sus rincones.
Las playas de las Rías Baixas son, en muchos casos, absolutamente impresionantes. Desde las más famosas como la de La Lanzada hasta pequeñas calas que eran hasta hace poco pequeños tesoros locales pero que cada vez más gente conoce. Pero incluso en los momentos en los que hay más turismo, como son los meses de julio y agosto, es fácil encontrar playas y rincones en los que estar a gusto y sin aglomeraciones.
Esta zona ofrece a sus turistas muchas opciones para disfrutar del ocio y del mar, como son las visitas a bodegas en las rias baixas, los bares de tapas y furanchos en los que cenar platos típicos por poco dinero y los restaurantes en los que deleitarse con un buen marisco. Y a tiro de piedra quedan las Rías Altas, con playas que son auténticos paraísos del surf, como la de Pantín en la provincia de A Coruña.
El verano es cada vez más largo en Galicia, por lo que muchas personas aprovechan el mes de septiembre para acudir a este lugar, ya que todavía se pueden vivir jornadas de playa, pasear con un tiempo agradable, disfrutar de las terrazas y, lo mejor de todo, con menos gente y a un precio algo más competitivo. Aunque los días son un poco más cortos, todavía se puede aprovechar hasta tarde la luz del sol porque no se ha cambiado la hora, lo que muchos aprecian.
Si la temporada de verano se alarga ahora desde finales de mayo hasta octubre, lo cierto es que la temporada de invierno también cuenta con muchos puntos a su favor. Los inviernos suaves de las Rías Baixas y la belleza de los paisajes, ideales para rutas de senderismo, hacen que el flujo de turistas baje, pero no tanto como antes. Y eso sin hablar de las famosas luces de Navidad de Vigo.