¿En qué se diferencian el choco y el calamar?

por | 27 abril, 2022

El calamar y el choco o sepia son ingredientes estrella de la gastronomía mediterránea y atlántica. Sin embargo, estos cefalópodos comparten algo más que un sabor exquisito. Tanto es así que un porcentaje significativo del público consumidor los confunde. 

 

Antes de comprar calamar o choco congelados, es importante prestar atención a sus particularidades físicas. El número de tentáculos, primeramente, es igual en ambos ejemplares: el choco posee diez tentáculos, mientras que el calamar posee únicamente ocho (los dos restantes corresponden a brazos, también presentes en el otro cefalópodo).

 

Además, el calamar es visiblemente más grande, con un cuerpo alargado que alcanza los 40 centímetros, mientras que la sepia mide alrededor de 20 centímetros y ostenta una forma más ensanchada, menos estilizada. Cromáticamente, el choco muestra colores apagados, próximos al beige, en tanto que el calamar luce un tono rosado.

 

Otro de los rasgos diferenciadores entre calamares y chocos es la presencia, en los primeros, de un hueso o cernilla cartilaginoso, transparente y de textura similar al plástico denominado «pluma de calamar». Aunque la sepia posee un hueso parecido, este es blanco y de tacto muy distinto, no cabiendo la confusión.

 

Desde el punto de vista gastronómico, cada producto agrega su sello particular a platos y tapas, tanto por su sabor como por su presentación habitual. Así, el choco no suele rebozarse y es un ‘invitado’ habitual de guisos y preparados a la plancha, mientras que el calamar se reboza con asiduidad y acompaña a otros ingredientes en forma de anillas o tiras.


Sin entrar en precisiones que tendría más interés para biólogos que para simples gourmets (como el área de distribución, los hábitos, etcétera), se aclarará que el choco y el calamar comparten propiedades y aportes nutricionales. Ambos poseen un alto contenido en vitaminas A, B3, B12 y E, así como en minerales diversos (yodo, fósforo, hierro, potasio, magnesio, zinc, manganeso, etcétera). No faltan razones, pues, para agregar cualquiera de estos cefalópodos a una dieta saludable.