Características de un buen calzado de comunión

por | 16 enero, 2025

En la elección de los zapatos de comunión niñas confluyen aspectos como la estética, el confort o la transpirabilidad, sin olvidar la salud podológica. Los comulgantes permanecen de pie durante parte de esta ceremonia y necesitan un calzado acorde a sus necesidades.

La suavidad y porosidad del tejido es una característica esencial. Idealmente, el calzado de Primera Comunión debe transpirar para prevenir la aparición de hongos, y solo los tejidos naturales (seda, algodón, lana) garantizan esta propiedad. Contra las molestas rozaduras, el interior del zapato ha de presentar un acolchado suave y blando.

Otra cualidad indispensable del calzado de comuniones es el confort, resultado de un diseño cómodo y ergonómico, sin apreturas. Los diferentes actos de este sacramento cristiano, incluyendo la posterior fiesta, pueden comprometer el bienestar del pie si el zapato elegido no es el más indicado.

Por esta razón, es deseable que la suela sea flexible, protectora y de un grosor razonable, capaz de adaptarse a superficies diversas: desde los suelos duros y enlosados hasta la tierra y grava de los terrenos aledaños a la iglesia, la parroquia, etcétera.

Dado que las comuniones se celebran mayoritariamente entre abril y junio, deben escogerse calzados de diseño fresco y ligero, compatibles con el clima cálido. Las propuestas tradicionales —manoletinas, merceditas y alpargatas para ellas; bluchers, mocasines y oxford para ellos— son un acierto. No hace falta salirse de la norma, pues.

Cuando hablamos de bienestar y confort, no significa que el calzado deba ser holgado. De hecho, la sujeción es importante, y surge como resultado de las hebillas, cierres y cordones. Un buen zapato es aquel, además, que no se desprende con facilidad. De lo contrario, el niño estaría expuesto a un riesgo elevado de esguinces, torceduras y otras lesiones. Y es que la seguridad debería ser una prioridad incluso en una celebración tan solemne.