Renovar tus ventanas nunca fue tan fácil y rentable

por | 1 noviembre, 2025

Si has tecleado cambiar ventanas Vilagarcía en tu móvil entre un café y otro, probablemente no sea por capricho: en muchos hogares de la ría, el calor se escapa en invierno como si la casa respirase por las juntas y, cuando llega agosto, el ruido de la Festa da Auga atraviesa los cristales como un invitado sin entrada. La escena es familiar: persianas que protestan con el salitre, marcos cansados, condensación en las mañanas húmedas y esa factura energética que, mes a mes, actúa como amplificador de dudas. La buena noticia es que la tecnología de los cerramientos ha mejorado tanto que ya no hablamos solo de estética, sino de un pequeño proyecto de eficiencia con impacto directo en el bolsillo y en el confort diario, con menos obras de lo que muchos imaginan y con ayudas públicas que, si se gestionan a tiempo, pueden inclinar la balanza a favor de tomar la decisión.

En Galicia, y particularmente en la costa arousana, el clima templado y húmedo obliga a pensar en materiales y soluciones que desafíen al salitre sin renunciar al aislamiento. El aluminio con rotura de puente térmico y el PVC multicámara han demostrado solvencia: el primero por su durabilidad y rigidez en ubicaciones expuestas al viento del puerto, el segundo por su capacidad aislante y su mantenimiento mínimo. La elección no va de dogmas, sino de orientación de la vivienda, exposición al sol, hábitos y presupuesto. Donde hay brisa directa y mareas de humedad, conviene pedir herrajes de acero inoxidable y juntas de EPDM, y allí donde el sol aprieta por las tardes, un vidrio con control solar puede mantener a raya el efecto invernadero sin convertir el salón en una cueva.

El vidrio es el protagonista silencioso. Un doble acristalamiento con cámara de argón y capa bajo emisiva reduce pérdidas de calor y mejora la sensación térmica junto a la ventana, esa zona siempre traicionera en los inviernos norteños. Quien vive cerca de la Alameda sabe que los fines de semana el sonido viaja con alegría: un laminado acústico en una de las hojas puede regalarte decibelios de paz, lo bastante como para que los fuegos del Combate Naval se sigan viendo a todo color, pero suenen como si el televisor hubiese bajado un par de puntos el volumen. Y sí, el triple acristalamiento existe y suena tentador, pero no siempre es la mejor inversión en nuestro clima; muchas veces un doble vidrio bien configurado y una instalación impecable superan cualquier salto teórico que no tenga en cuenta la realidad de la envolvente del edificio.

En la ecuación de la rentabilidad, las cifras ayudan a bajar la idea a tierra. Por los huecos se puede escapar hasta un 30% de la energía en viviendas con carpinterías antiguas, y el ahorro anual en calefacción y refrigeración tras una renovación puede moverse entre el 15% y el 35%, dependiendo del punto de partida. Traducido, no solo pagas menos cada mes, también sube la calificación energética, lo que hace más atractiva la vivienda ante una posible venta o alquiler. Tasadores y compradores valoran cada vez más el confort silencioso: ese que no se ve en las fotos del anuncio, pero que se nota al cerrar y escuchar cómo la ciudad se queda al otro lado.

El temor a las obras suele ser el freno más persistente. La crónica de una jornada de instalación, sin embargo, desmiente el drama: medición profesional, fabricación a medida en tres a cinco semanas, un día de trabajo para un piso medio, polvo controlado y retirada de residuos por parte del instalador. El sellado con espuma de baja expansión y cintas estancas, el ajuste fino de herrajes y la nivelación son la diferencia entre una ventana bonita y una eficiente; es el tipo de detalle que no luce en redes sociales, pero que el climatizador reconoce en forma de menos horas encendido. La microventilación, ese pequeño clic que permite renovar aire sin que entre una corriente del tamaño de la ría, se convierte en aliada para decir adiós a la condensación sobre el amanecer.

A la pregunta de si ahora es un buen momento, la respuesta se escribe también con subvenciones. El Plan Renove de Ventanas de la Xunta de Galicia, gestionado por el INEGA, ha venido activándose con convocatorias que cubren un porcentaje relevante del coste siempre que la actuación mejore la eficiencia y se ejecute por empresas adheridas, y los programas Next Generation de rehabilitación energética han abierto ventanas adicionales de oportunidad para comunidades y particulares. Conviene consultar plazos, requisitos técnicos de transmitancia y factor solar y, sobre todo, reservar hueco en la agenda del instalador con antelación, porque cuando salen las ayudas los talleres se ponen al rojo vivo. No es un detalle menor: una buena propuesta incluirá memoria técnica, fichas de producto y una previsión honesta de fechas que evite promesas imposibles.

Persisten mitos que merecen réplica. No, el PVC moderno no se deforma con el sol de Arousa si está correctamente formulado y certificado; sí, el aluminio con rotura puede aislar de forma sobresaliente si se combina con un vidrio a la altura; y no, la condensación no es un destino inevitable junto al pan de Cea, sino la consecuencia de un punto de rocío que se maneja con perfiles calientes, separadores térmicos en la cámara del vidrio y ventilación medida. Otro clásico: “ya cambiaré solo los cristales”. A veces funciona, pero si los marcos son de otra época y cierran como una novela de misterio, el conjunto seguirá cojeando; la estanqueidad del sistema completo marca la diferencia real.

La vida cotidiana tras un buen cambio se nota en pequeñas cosas. El gato deja de creer que la cortina es una vela latina cada vez que se abre la puerta del balcón, el mando del televisor baja un par de números porque el salón no necesita vencer el murmullo de la calle, y el radiador descansa como un futbolista que por fin tiene recambios en el banquillo. Hay, además, un intangible que se aprecia al poner la mano junto al vidrio en enero y no sentir ese hilo de aire que parece materializar el invierno, o al cocinar sin que el olor decida mudarse al pasillo por rendijas invisibles.

La elección del proveedor es, en realidad, la gran historia. Como en toda crónica local, la reputación cuenta: ver obras cercanas, pedir referencias en la comunidad, comprobar sellos de calidad, garantías escritas y servicio postventa. Un presupuesto claro distingue conceptos y evita sorpresas, desde las persianas monoblock con aislamiento en el cajón hasta los remates exteriores que se llevan mal con el salitre si no se eligen con cabeza. En una ciudad abierta al mar, los pequeños detalles técnicos son los que frenan al óxido, mantienen el brillo y alargan la vida útil, de modo que no es mala idea preguntar por lacados marinos, herrajes protegidos y soluciones de drenaje que evacúen el agua sin dejar rastro.

Si todo lo anterior suena a reto, quizá ayude pensar que no se trata de una obra grandilocuente sino de una intervención quirúrgica que cambia la percepción de la vivienda desde el primer cierre. La red de empresas de la zona conoce el pulso del clima y las manías de los edificios con décadas a sus espaldas, y sabe que, en Vilagarcía, el confort se juega a caballo entre la eficiencia y esa resiliencia ante la humedad que no sale en los mapas meteorológicos. La inversión se defiende sola cuando las noches son más tranquilas, el silencio llega con un clic y el recibo deja de hablar tan alto como para imponerse en la conversación de la cena.