En sus 84,8 km², el Parque Natural de las Islas Atlánticas cuenta con diversos atractivos turísticos, repartidos en cuatro islas independientes: Ons, Cíes, Sálvora y Cortegada. Para los más curiosos, este destino atesora numerosas rarezas que sorprenden a propios y extraños.
Si Tejedas del Sueve en Asturias presume de ser el mayor bosque de tejos del mundo, la isla de Cortegada hace lo propio con los laureles. Y es que la mayor concentración de Laurus nobilis se sitúa en este destino isleño, concretamente en la ría de Arousa con más de dos hectáreas de esta planta leñosa tan apreciada en gastronomía.
Una de las fotos de cies más populares tiene como protagonista a la gaviota patiamarilla debido a que en estas islas encuentra su sitio la mayor colonia de estas aves, con más de 22 mil ejemplares de Larus michahellis. No sorprende que, para los entusiastas de la ornitología, las islas Cíes sea una parada obligada en la comunidad gallega.
Pero este destino isleño alberga otra rareza: por su aislamiento y escasa superficie (4,460 kilómetros cuadrados), sólo tres mamíferos la habitan, a saber: el erizo, la nutria y el conejo. No obstante, esta paupérrima población animal se ve contrarrestada con una biodiversidad acuática de incomparable variedad e importancia ecológica.
Por otra parte, las Islas Atlánticas tienen el honor de integrarse en el único parque nacional de tipo marítimo-terrestre de Galicia, siendo además uno de los dos únicos del territorio español. Además, permanece como una zona inalterada por la mano del Hombre, poseedora de una fauna y flora marina y terrestre de incalculable valor.
Galicia es tierra de faros, y cinco de los más atractivos e interesantes se ubican en las Islas Atlánticas. De todos ellos, el faro de Ons es el más reconocible. Se sitúa en el monte Cocorno y alumbró por primera vez estas costas en 1865.