Formación online

por | 19 noviembre, 2019

Llevo más de diez años ofreciendo diferentes cursos de formación, generalmente orientados a un público adulto interesado por diferentes facetas culturales. En los primeros años, eran otras empresas las que me contrataban a mí para dar los cursos. La ventaja de esta fórmula es que no tengo que preocuparme por la organización, ni la promoción, ni la gestión de los alumnos. La parte negativa es que, generalmente, se gana muchísimo menos dinero. 

Así con el paso de los años he evolucionado hacia una especie de ‘do it yourlself’ en el que yo lo hago todo, desde impartir los cursos hasta diseñar las campañas de promoción, desde el diseño de un pendrive publicitario hasta elaborar las facturas de los cursos. En este sentido, mi objetivo es doble: controlar yo mismo todo el proceso… y ganar más dinero.

Pero no todo es de color de rosa. Cuando uno mismo controla todo el proceso en la organización de un curso se da cuenta de que la mayor parte del tiempo pasa haciendo exactamente eso: organizar. Y un día te das cuenta de que ya no pones el mismo entusiasmo en impartir el curso, cuando en realidad es lo esencial en una actividad formativa.

En los últimos tiempos, tal vez por sentirme un poco agotado, estoy buscando nuevas fórmulas, tratando de ofrecer actividades online que me permitan reducir un poco el trabajo. La promoción mediante estrategias tradicionales como regalar un pendrive publicitario para el alumno que acude al taller puede ser de buena ayuda pero hay que combinarlo con estrategias digitales, usando las nuevas tecnologías y las redes sociales. 

En mi caso, nunca he mostrado gran interés por las redes como forma de ocio. Apenas me interesa ninguna, pero para el trabajo son importantes, de forma que me toca formarme bien en marketing digital si quiero que mis proyectos online vayan a alguna parte. Así las cosas estoy empezando a pensar en la posibilidad de volver al punto inicial y aceptar alguna oferta para dar cursos para otras empresas. Al menos, solo tendré que ocuparme de dar los cursos y no de convertirme en un “hombre orquesta”.