Esta no la leche de mi tierra

por | 15 abril, 2019

Hace poco más de un año se organizaron una serie de manifestaciones en Asturias en las que trabajadores de Central Lechera Asturiana protestaban por la “deslocalización” de parte de la producción de la empresa. Debido a la situación de crisis en el sector lácteo, la Corporación Alimentaria Peñasanta decidió llevar parte de su producción, concretamente la leche sin lactosa, a Galicia.

La leche sin lactosa es un producto, como sabemos, de gran demanda en los últimos tiempos y todas las lácteas se han visto obligadas a poner en el mercado su propia sin lactosa. De cualquier manera, suponemos que la decisión de CAPSA de “deslocalizar” parte de su producción se deberá a motivos logísticos y/o económicos.

Con todo, la leche gallega no solo llena los envases de la Central Lechera Asturiana sino de otras marcas tanto nacionales como internacionales (Portugal o Francia están entre los primeros clientes de leche de origen Galicia). En todo el estado español, Galicia sigue siendo con diferencia la mayor productora de leche, otra cosa es que buena parte de esa materia primera se transforme o se envase fuera de sus fronteras.

Pero no solo se han sentido afectados los trabajadores de la empresa, sino algunos de sus consumidores. Para respetar las nuevas directrices en materia alimentaria y más concretamente en relación a la trazabilidad de los productos lácteos, los envases de leche deben informar del origen de esa materia primera. Y la sorpresa ha llegado cuando muchos asturianos han comprobado que “su” leche tiene otro origen: es leche gallega.

No sabe diferente ni ha cambiado, de hecho es posible que buena parte de la leche que hayamos tomado en los últimos años fuese también gallega, solo que ahora lo sabemos a ciencia cierta. Pero los fanáticos de lo autóctono se han sentido un poco traicionados.  Es como si un día descubren que la sidra que toman todos los días en el chigre la ha hecho un chino en Shanghái… exagerando un poco.

Y es que detrás de cualquier acto de consumo también hay un matiz emocional o sentimental. Y el asturiano de pro ya no se siente igual bebiendo leche de Lugo… aunque sea idéntica a la de antes.