CONVERSACIONES EXTRAÑAS

por | 24 octubre, 2018

El otro día estaba hablando con un señor que viene conmigo al gimnasio, y no recuerdo de qué iba la historia que me estaba contando, pero acababa diciéndome que en su familia tenían todos demasiado papada y que deberían de hacerse una liposucción papada, lo que me hizo bastante gracia. En el gimnasio, cuando ya llevas un tiempo y la gente empieza a tener un poco de confianza contigo te empieza a contar cosas, que si digo la verdad no es que me importen en absoluto, pero por no ser maleducado les atiendes con la mejor sonrisa que puedas ofrecer en ese momento. Pero la gente que va al gimnasio tiene que darse cuenta de que al resto de los usuarios del gimnasio no les importan ni sus problemas ni sus comentarios.

 

Otra cosa es cuando te comentan cosas con las que tienes afinidad, considero que esas son las únicas conversaciones a las que tienes que hacer un poco de caso, porque el resto de las conversaciones por norma general no tienen ninguna clase de interés.

 

En el gimnasio hay un chico del que me he hecho amigo, que me decía que no tenía amigos porque sus compañeros de clase le consideraban un pesado y le hacían el vacío. Por lo menos conmigo es un chico bastante normal y no me cuesta nada hacerle un poco de caso al chico. Ahora ya llevo un tiempo sin verlo ya que he empezado en un centro nuevo este año, a ver si en este nuevo centro puede encontrar amigos de su edad con los que relacionarse y con los que poder salir por ahí, que no le viene nada mal.

 

Pero con los que más te ríes en el gimnasio es con los señores mayores, yo por lo menos me meo de risa con ellos porque son unos cachondos, a ellos todo les parece gracioso o motivo de burla. Pero lo que más gracia me hace de ellos son las pullas que se echan unos contra otros, y al terminar de rajar unos contra otros se van todos juntos a tomar unos vinos al bar, como si no hubiese pasado nada.